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Sobre gustos hay algunas frases hechas muy conocidas y recurrentes para cuando uno quiere defender su gusto por algo, algo que quizás no sea del gusto general, entonces los hispanos decimos, por ejemplo: para gustos los colores o sobre gustos no hay nada escrito.

La frase que da título a este escrito podría estar en el grupo de las dos anteriores, sin embargo, apela más al gusto por el todo, por lo diferente y opuesto entre sí, por lo variado o incluso por lo que varía, o sea, por lo que cambia.

Y eso es, precisamente, lo que me ocurre a mi con las variedades de nuestra lengua española, que me gustan todas.

Cuando estoy rodeada de hispanohablantes me embarga una sensación de multiculturalidad a la vez que de confraternidad que me encanta. Por suerte, además de con un montón de españoles de todos lados, he podido gozar de la compañía y de largas charlas con hispanohablantes de Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, México, Venezuela y también, aunque menos, con algunos nativos de Guatemala, Nicaragua, Perú, Chile, Uruguay y Bolivia. No creo que pueda pillarle el acento al vuelo a muchos de ellos, salvo a los ticos, por cercanía  de años, a los colombianos porque adoro su acento y a los argentinos porque tienen terquedad absoluta y, por más años que lleven sin pisar su tierra, no se les mueve ni un ápice su característica forma de entonar. Así que, cuando me topo con un hispano empieza en mi cabeza el juego de averiguar de qué país proviene y dejo un rato que la conversación fluya prestando atención a la entonación de las palabras, a las expresiones y frases hechas, y busco en mi registro de hispanismos dónde era que se decía tal o cual cosa. Hasta que, o me doy por vencida porque me muero de curiosidad o me la juego todo a una y formulo la adivinación: “¿A qué eres de….?” ¡¡Ah!! ¡qué placer cuando uno acierta! Yo me siento como más del mundo, viajada, conocedora de lugares remotos…

Me fascinan las conversaciones que siempre surgen entre hispanos sobre la definición y uso de las palabras más simples que uno pueda imaginar, “¿Y para ustedes que es una glorieta?, ¿Y para qué usan el verbo  fregar?,¿Ustedes también dicen césped o dicen zacate o acaso pasto?”. Y me deja perpleja la variedad de pronombres personales que se entremezclan en la misma conversación: tú, usted, vos, ustedes y el más temido y delator de todos los pronombres: vosotros!

Con increíble facilidad cualquier hispano se desenvuelve perfectamente entre otros de su misma lengua pero de distinta variedad, sorteando con la imaginación y la lógica del contexto los términos que no cuadran. Así, por ejemplo, el otro día unos amigos argentinos comentaban sobre una mujer “que estaba muy fuerte”, lo primero que me vino a la mente fue una mujer musculosa, pero rápido me dí cuenta de que ellos hablaban de una mujer con un cuerpo atractivo, de buen ver. Y, por si fuera poco, después mencionaron la “musculosa”, y esta tampoco era la mujer fuerte que yo había imaginado poco antes, sino una camiseta sin mangas…. Y así, todo el rato.

Sin embargo, en otras ocasiones, he sentido la confusión del que no logra entender más que algunas palabras inconexas. En cierto viaje en autobús desde San Cristóbal de las Casas a Palenque, en México, tras casi una hora, desistí de intentar entender de qué hablaban el chófer y su compañero, ambos originarios de ese increíble y hermoso país. A las películas latinoamericanas les quiero poner subtítulos, pero siento apuro moral, por tratase de mi propia lengua materna.

El español o castellano es una lengua con 20 variedades, una por cada país hispanohablante, más todas las infinitas variantes que encontramos dentro de cada territorio y, a su vez, en cada uno de sus grupos sociales. Con más de 500 millones de hablantes nativos, el español es una lengua, cuanto menos, variada y rica; y, por ende, es una lengua que gusta, a propios y extraños y, por eso, es la segunda lengua  más estudiada.

Con todo esto, me pongo en los zapatos de cualquier estudiante de español y no puedo menos que “quitarme el sombrero”, pues darse a la labor de estudiar tal diversidad de acentos, ritmos, entonaciones, palabras, frases hechas, giros y cambios no es nada halagüeño. A priori, hay más posibilidades de fracasar en el intento que de salir airoso y con un nivel decente de español.

Por eso, si eres estudiante de español, mi más sincera enhorabuena y bienvenido a la apasionante diversidad del mundo hispano y su lengua.

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