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“… un beso y una flor, un te quiero una caricia y un adiós”… así se despedía Nino Bravo en su popular canción, la que marcó mi infancia y la que, sin yo saberlo, sería un presagio de un futuro que se repetiría muchas veces.

En aquella época, recuerdo entonar la canción con pasión, casi con lágrimas en los ojos sin saber muy bien a qué se refería Nino Bravo cuando hablaba de partir. Para mi entendimiento de entre 6 y 10 años, “partir” era un verbo que  solo significaba una cosa: cortar o dividir en partes y lo oía en frases como: ” parte la tarta en siete trozos”, ” se me parte el alma en dos…”, así que yo quería entender el estribillo de la canción de forma literal y no me cuadraba; ¿Cómo se podía partir un te quiero, una flor…?

Sin embargo, comprendía que en ese partir había dolor y tristeza pero también ilusión y algo nuevo que surgía del camino que se había de emprender: ” Más allá del mar habrá un lugar, donde el sol cada mañana brille más…” y, además, en la canción había esperanza de volver a encontrar lo que uno dejó: ” me voy pero te juro que mañana volveré…”.

Con el tiempo, aprendí que “partir” también significaba irse, dejé de cantar la canción  y empecé mi camino y con él las despedidas.

Irme a Madrid a los 18 años no me supuso ni una lágrima, estaba demasiado emocionada con empezar mi nueva vida universitaria y de independencia del nido familiar. En ese tiempo de estudiante era mi madre la que tenía que llamarme porque a mi se me pasaban los días sin apenas pensar en mis padres. Después de  años de continuas despedidas de rutina tras el fin de semana o los largos veranos, experimenté la pena de decir adiós justo antes de entrar por la puerta de embarque del avión que me llevaría a Oslo; nunca voy a olvidar la cara de tristeza de mi mamá, la sonrisa de mi hermano, que trataba de dar consuelo a nuestra madre, y la coreografía improvisada de mis tres amigas que gritaban mi nombre.

Tras la estancia en Noruega de unos 9 meses regresé, pero volví a irme pronto, eso sí siempre dentro del territorio nacional, yendo y viniendo a casa cada cierto tiempo, hasta que Costa Rica apareció en mi vida. Y como en la canción, sería ese lugar donde el cielo se une con el mar, y a donde inevitablemente vuelvo una y otra vez. 

Entonces entendí que el verbo partir es mucho más que irse y que no estaba tan equivocada cuando de pequeña pensaba que partir solo significaba dividir porque cuando uno se despide de sus seres queridos para irse a un lugar remoto, a donde uno no puede ir y venir cuando le plazca o se sienta triste o se enferme, entonces algo se parte dentro de uno, se divide el espacio en el que interactuamos y de ahí que, a veces, uno solo se va y otras veces, con razón, se dice que uno parte, partir es mucho más profundo, por eso Nino Bravo acertó al decir que el equipaje es ligero para tan largo viaje, porque efectivamente lo que pesa son las penas y esas van en el corazón.

Al igual que él, yo siempre cruzo el jardín llorando, con un llanto quedo, con un nudo en la garganta que no me deja decir el te quiero que me quema por dentro, el que más ganas tengo de decir, el que siento con más pureza, y entre las lágrimas me llevo cada recuerdo para que me alumbren el camino y nunca me pierda.

Por otro lado, la canción es todo un canto a la vida, a la  libertad, a ese instinto natural y humano de volar, de salir de donde se está para empezar una vida nueva, encontrar lugares y personas que hacen de uno lo que es, lo que quiere ser y lo que quiere contar de sí mismo cuando sea viejito,  “forjarán mi destino las piedras del camino”

Y en toda partida hay una ilusión por el regreso, el volverse a encontrar, ese momento mágico en el que te vuelves a ver, a abrazar  y en el que el tiempo se detiene completamente, como si nada de lo pasado, de la espera y del dolor de la añoranza hubiese existido ni por un solo instante.

La vida es un viaje en sí mismo, la primera partida es al instante de nacer, cuando nos cortan el cordón que nos une a nuestra madre, después llegan otras antes o después, lejos o cerca, largas o cortas pero en mi caso, a diferencia de lo que decía el gran Nino en esta hermosa canción, lo que me es querido nunca queda atrás, porque en mi corazón siempre llevo a los que me dieron la oportunidad de experimentar este maravilloso viaje que es mi vida. 

Con todo mi amor, para mis padres

Madrid, 21 de agosto de 2019

Aquí dejo un enlace con el videoclip de 1972 y a continuación la letra. 

Un Beso y Una Flor

Nino Bravo

Dejaré mi tierra por ti

Dejaré mis campos y me iré

Lejos de aquí

Cruzaré llorando el jardín

Y con tus recuerdos partiré

Lejos de aquí

De dia viviré

Pensando en tus sonrisas

De noche las estrellas me acompañarán

Serás como una luz

Que alumbre en mi camino

Me voy pero te juro que mañana volveré

Al partir un beso y una flor

Un te quiero, una caricia y un adiós

Es ligero equipaje

Para tan largo viaje

Las penas pesan en el corazón

Más allá del mar habrá un lugar

Donde el sol cada mañana brille más

Forjarán mi destino las piedras del camino

Lo que nos es querido siempre queda atrás

Buscaré un lugar para ti

Donde el cielo se une con el mar

Lejos de aquí

Con mis manos y con tu amor

Lograré encontrar otra ilusión

Lejos de aquí

De dia viviré

Pensando en tu sonrisas

De noche las estrellas me acompañarán

Serás como una luz

Que alumbre en mi camino

Me voy pero te juro que mañana volveré

Al partir un beso y una flor

Un te quiero, una caricia y un adiós

Es ligero equipaje

Para tan largo viaje

Las penas pesan en el corazón

Más allá del mar habrá un lugar

Donde el sol cada mañana brille más

Forjarán mi destino las piedras del camino

Lo que nos es querido siempre queda atrás

Al partir un beso y una flor

Un te quiero, una caricia y un adiós

Es ligero equipaje

Para tan largo viaje

Las penas pesan en el corazón

Más allá del mar habrá un lugar

Donde el sol cada mañana brille más

Forjarán mi destino las piedras del camino

Lo que nos es querido siempre queda atrás

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