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Querido Subjuntivo,
Lamento tanto que estés cayendo en el olvido de los miles de hablantes de español que hay en este mundo…
Si pudiera, le escribiría una carta de condolencias a este modo verbal del español al que tanto admiro por su gran capacidad de comunicación, de expresión y de precisión.

Para los que no estén familiarizados con las categorías gramaticales, el subjuntivo es uno de los tres modos verbales que tiene nuestra maravillosa lengua, junto con el indicativo y el imperativo. El subjuntivo, al igual que el indicativo, tiene tiempos verbales de presente y pasado, y en su día, los tuvo hasta de futuro.
El futuro de subjuntivo cayó completamente en desuso y su función fue reemplazada por el presente de subjuntivo. Esto es algo que nadie lamenta porque los que en su día vieron con tristeza como se apagaba una llama de nuestra lengua, ya murieron, y de esta forma no queda nadie para reclamar dicho uso. En fin, así es la vida de cruel, también para las lenguas.
Y así se pasó de decir : “El que maltratare a una mujer será condenado” a “El que maltrate a una mujer será condenado”, porque hablamos de un supuesto hipotético de maltrato en el futuro. Sin embargo, este modo todavía perdura en textos jurídicos y en algunos refranes populares como : Allá donde fueres, haz lo que vieres.

El subjuntivo es el más temido de todos los temas gramaticales a los que se enfrenta un estudiante de español y, ni te cuento, para muchos docentes de ELE ( Español como lengua extranjera). Y no sin razón, pues este modo verbal es de verdad complejo, no tanto en su forma sino como en su uso. Se han hecho muchas y muy diversas clasificaciones de sus usos: deseos, sentimientos, mandatos, duda, probabilidad…etc. y hay profes de español, autores, editores y lingüistas que han ideado propuestas super creativas para hacer entender el uso del subjuntivo. Es verdaderamente difícil encontrar un razonamiento lógico para explicar la diferencia entre: “Creo que no está lloviendo” y “ No creo que esté lloviendo”. Por este y tantos otros ejemplos, muchos estudiantes se rinden y dicen cosas como: “Yo quiero que tú me das un beso”. Pero los entendemos y, además, no podemos exigirle la perfección a nadie que, de por sí, ya hace una labor tremendamente generosa como es la de aprender una lengua extranjera.

Haber perdido uno de sus tiempos o que los no nativos decidan no usarlo, o lo hagan a golpe de inspiración, no es la causa del peligro en el que se haya inmerso el subjuntivo. Lo verdaderamente terrible y lamentable es que actualmente muchos hispanohablantes, que teniendo la capacidad innata de su uso, no teniendo ni que pensarlo ni aun menos que razonarlo, tienden a omitirlo en sus enunciados, incluso cuando su evasión conlleva una directa confusión en el mensaje.
Pongamos algunos ejemplos: En algunas zonas de habla hispana se oyen estos dos enunciados sin alternancia del modo:
“Cuando llegas a casa me llamas”
“Cuando llegas a casa, ¿te quitas siempre los zapatos?”
Como vemos, en ambos enunciados se usa el modo indicativo. Y no es que no se entienda, porque claro que nuestra capacidad de entendimiento va más allá que de las meras palabras, pero qué pena no decir “ Cuando llegues a casa…”en el primer enunciado porque en ese “llegues” está implícito la referencia al momento futuro en el que se va a producir la acción, mientras que en “ Cuando llegas…” del segundo, “llegas” se refiere a la acción cotidiana de llegar a casa. Es decir, el hablante omite una precisión increíble que solo gracias al subjuntivo se puede transmitir.

Vayamos a otro ejemplo donde el entendimiento puede que falle más que en el anterior.
Situación: Dos amigas juegan a las cartas, la que sabe jugar está explicando las reglas, entonces señalando un naipe que digamos era un AS, se formula el siguiente diálogo:

“ Entonces…, esto es un 9 que lo pondrías aquí”
“ Pero eso es un AS”
“ Sí ya lo sé , pero te lo puedes imaginar”

Sí, de acuerdo, no es el fin del mundo, pero ¿no habría sido más fácil usar el imperfecto de subjuntivo y decir “ Si esto fuera un 9, podrías ponerlo aquí…” ? y la amiga habría entendido directamente que se trataba de un supuesto. Porque esa es la grandeza de la lengua, en general, que un pequeño matiz, un giro, un modo verbal, en este caso, pueden hacer que la intención y el significado cambien por completo.

Entiendo que en ocasiones esto puede ser producto del lenguaje coloquial y vago que se usa en algunas situaciones, sin embargo, he descubierto que hay nativos de cierto país hispano que han sacado de su acervo lingüístico el imperfecto del subjuntivo, que es el que nos sirve cuando queremos enmarcar la acción en el pasado (en el caso de que se requiera subjuntivo). Por ejemplo, alguien dice: “Yo estaba esperando que me diga si venía o no, y al final nunca me lo dijo” . Yo, como oyente, me quedo por un momento petrificada y casi aturdida porque no se si he entendido bien la historia, hay algo que se me ha descuadrado en el hilo de la frase… ¿Qué es? ¡Ah claro!, el verbo, que sí que está en subjuntivo, pero no en el tiempo adecuado. Debería haber dicho: “Estaba esperando que me dijera ….” Y así constantemente… y no puedo reprimirlo, cada vez que oigo ese presente ocupando el lugar del imperfecto de subjuntivo siento la usurpación en mis propias carnes. ¡No se puede hacer eso! Igual que no se puede decir “Ayer yo voy a la playa” porque “voy” es presente y no sirve para el pasado, igual pasa con “diga” y “ dijera”.
Además, hacerle esto precisamente al imperfecto de subjuntivo tiene doble delito porque este tiempo tiene una característica especial y única, y es que ofrece dos versiones igualmente buenas para que lo usemos a nuestro gusto: Estuviera/Estuviese; Comiera/Comiese; Hubiera/Hubiese; Dijera/Dijese… Algunas zonas geográficas del mundo hispano usan de forma más recurrente una que otra pero todas se usan por igual y no hay una mejor que otra. Ayer mismo leí esta frase en un libro: “Nadie tenía la culpa de que viviéramos así, pero le dijo que se buscase otro empleo”.

Otra estructura deformada por la imposición del indicativo, y que cada vez oigo más, es aquella que dice así: “No es que tengo hambre pero voy a comérmelo”. Y no puedo evitar pensar en mi cabeza “Entonces… si tienes hambre” porque si estás diciendo tengo, es que tienes (lo que sea, hambre, sed, dinero), pero si dijeras: “ No es que tenga hambre…” entonces me quedaría claro del todo que hambre no tienes y, por tanto, el hambre, no es el verdadero motivo por el cual declaras el asunto que viene a continuación, aunque algo tenga que ver.

En fin, no es que yo lo diga todo perfectamente acorde a la norma gramatical, porque no se trata de eso, pero si, con todo esto, lo que me gustaría es que quien esté leyendo esto reflexionara sobre la importancia de usar todos los recursos que la lengua nos ofrece, porque su uso contribuye a la riqueza del ser humano como única especie que es capaz de desarrollar un lenguaje a partir de cierto número de letras.

En mi opinión, no hacer uso del subjuntivo a la hora de expresarnos, tanto por escrito como oralmente, es como disponerse a pintar un hermoso cuadro con una paleta repleta de diferentes colores, tonalidades, matices y texturas para acabar aplicando al lienzo solamente unos pocos colores básicos.

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