Existen fenómenos lingüísticos que cuando caigo en la cuenta de ellos me hacen fascinar de emoción. Algunos están recogidos en las gramáticas y se estudian de manera regular, pero otros son parte del instinto del nativo, del que bebe de la fuente del idioma desde que nace. El de la doble negación, por ejemplo, siempre me fascina por enrevesado que es, tanto que incluso algunas veces escucho frases, en hablantes nativos, como: “no quiero encontrarme con alguien” en lugar de “con nadie”, aunque nunca dirían “no veo algo”. Creo que esto se da cuando se está en contacto con otras lenguas que para nada tienen esta estructura o cuando uno se detiene a pensar en la lógica de lo que decimos y nos damos cuenta de que no tiene sentido, pero así es.
Uno de los que me ha llamado la atención recientemente y que no creo que esté estudiado como tal, es el de la repetición de palabras como medio de expresar lo que es legítimo, verdadero. Se producen diálogos como:
- “Voy a comprar pan”
- “Vale, pero que sea pan pan”
Con este doble pan lo que se quiere decir, y todos entendemos a la perfección, es que se compre el que no es una imitación, ni un sucedáneo ni una burda copia del pan auténtico. Es clarificador, sello de autenticidad.
Otro ejemplo muy clásico es el de decir que uno es de Madrid Madrid, entonces no hay más preguntas, quedan descartados todos los pueblos de alrededor del núcleo capitalino.
No sé si esté fenómeno se da en otras lenguas, pero nosotros lo usamos sin parar. Es nuestra manera de asegurar la calidad de las cosas, la autenticidad frente a las diferentes versiones que pueda haber de la misma cosa. Y no se puede usar al tuntún pues, aunque no hay reglas, hay algo que hace que el nativo elija acertadamente el contexto, la palabra que sí se puede repetir.
Lo que más me gusta es que justamente reparara en ello con mi amiga Laura la chula, que estaba compartiendo unos días maravillosos con nosotros en Sámara. Me encanta porque como la chula no hay dos, es auténtica, única y maravillosa y gracias a ella y a su forma tan castiza y natural de hablar reparé en otra expresión que me encanta, que es la típica que dicen las madres: “Me quiere sonar”, maravillosa forma de expresar que algo no te es totalmente desconocido, que hay un resquicio de recuerdo pero que solo con mucha fuerza de voluntad va a poder salir a flote el recuerdo del que se trata la cosa. Otra de estas expresiones es la de “Mira lo que te voy a decir” y uno no sabe si mirar o escuchar, todo un enigma.
Se me viene a la cabeza esa que dice: “Di que sí”, que es la forma más irónica de reprender a alguien por estar haciendo justamente lo que no debe. Por ejemplo, si te pescan haciendo pis en la calle el que te está viendo podría decir “Muy bonito, di que si” y el sarcasmo lo deja todo claro.
Hay una palabra que se usa especialmente en Costa Rica y que causa verdadero dolor de cabeza a los extranjeros, la palabra es un demostrativo: “eso”. El no hablante de español queda atónito cuando ve que un amigo se cruza con otro en la calle y le dice:” essssooo” alargándolo todo lo que puede. En otras ocasiones, pongamos que alguien te dice que se va a ir de vacaciones un mes o simplemente te trae una cerveza bien fría y entonces dices: “esssssoooo” y en la cabeza del extranjero suena “Thaaat” y no le cuadra nada. Pues eso, porque no se puede traducir. “Eso” es como un silbido, como un signo de exclamación que denota sorpresa, alegría, orgullo, todo bueno. ¡Ah! Esa es otra, los propios signos de exclamación e interrogación, el español debe ser de las pocas lenguas que antes de empezar una pregunta o exclamación lo anuncia con un símbolo igual que el de cierre, pero al revés, y que a mis estudiantes les resulta fascinante, intrigante, delirante y además no saben escribirlos, pero digo yo que para cerrar algo primero habrá que abrirlo, ¿no? Pero otras veces en lugar de anunciar lo que viene, como con “¡” o “¿”, lo que hacemos es usar la psicología inversa y entonces a la pregunta de: Pero, ¿qué ha pasado? Respondemos con un: “Pues nada que…” supongo que para darle ese toque de intriga a lo que todos están esperando realmente oír.
Entre las que producen mucha gracia fuera de España es una que usa muchísimo mi amiga Iris para expresar gravedad: “¡Ostras!” dice mientras los ojos se le abren de par en par y se tapa la boca, mi madre la usaba completa y decía “¡Ostras, Pedrín!” y atizaba los dedos. Esta expresión está en el grupo de los eufemismos para no blasfemar y decir algo peor. Y otra muy peculiar que escuché a lo largo de mi vida cuando llegaba con alguna queja por no haber obtenido lo que yo quería era: “Pues ya te puedes dar con un canto en los dientes” y me quedaba loca pensando en donde se suponía que estaba el consuelo en aquella frase que me daba hasta escalofríos de imaginármela. Y es que algunas expresiones tienen muy “mala leche”, que traducido a bad milk es demasiado gracioso.
Y “pasarse tres pueblos” o “que te falte un verano” están entre mis favoritas junto con la palabra “minino”, y no precisamente para hablar de los gatos, sino para decir justo lo contrario de menudo o pequeño. Todavía me acuerdo de un día hace mil años en el salto de esquí de Holmenkollen en Oslo, Noruega, cuando mi amiga Mer dijo: “Desde aquí te pegas una hostia minina” y no paré de reírme en dos horas.
Hablando de cosas mininas, otro fenómeno maravilloso de nuestra lengua española son los diminutivos. Existen usos que no creo que puedan darse en otras lenguas, como hacer de un gerundio un diminutivo: Se fue andandito. Pero por lo que a mí me apasionan los diminutivos es porque tienen la capacidad de imprimir una ternura infinita en la frase en la que aparecen. Si uno dice algo como: Está allí sentadita, automáticamente se siente algo en el corazón que se le encoge, igual que si además está solita o dormidita. Es una maravilla tener este recurso tan especial, saber que la lengua nos brinda la oportunidad de transmitir amor en una simple variación de la terminación de la palabra. Mi hija los usa todo el tiempo y unidos a la voz tan dulce que tiene, suenan como una caricia, como hace unos días cuando me dijo que ella iba a dormir conmigo siempre, incluso cuando ella sea mayor y yo esté muertecita. Me dio tanta ternura que me vi como una especie de bella durmiente.
Pero lo más interesante, sin duda, es que en otras ocasiones usando el mismo recurso vas y desprecias o insultas discretamente, pero sin tapujos, por ejemplo, diciéndole a alguien que es “tontito” en lugar de simplemente tonto o si estás dando la murga con una canción y te dicen “ya vale con la cancioncita”. No acaba aquí la cosa, porque también hay diminutivos en “-illa,-illo” y esos son usados generalmente para dar a entender que la calidad es menor: “ Vive en una casilla” nos indica que la casa no solo es pequeña sino que además es humilde, no tan mona. O Puede ser que lo usemos para quitarle importancia a la cosa, “le presté un dinerillo”. O, en algunos casos sierve para rizar el rizo y darle incluso más cariño aún, rozando las lágrimas casi, como hace mi querida cuñada Eva que siempre dice “pobrecilla” en lugar de “pobrecita” cuando alguien le da pena, y a la pena misma la llama “penilla” e incluso a la ternura la hace reblandecer cuando habla de los niños y dice que le dan ternurilla cuando los ve jugando solitos. Todo amor es mi Eva.
Si conoces otras expresiones, frases o palabras que te provoquen curiosidad, una sonrisa, una carcajada o ternurilla, por favor deja un comentario contándomelo a mí y a todos los que leen este blog. A quienes, por cierto, se lo agradezco de corazón porque me inspiran y me motivan.
Gracias.
Tienes razón querida María, los diminutivos lo suavizan todo.
Hace días estuve con mi amiga Adelina, cuyo nombre de pila original ya parece un diminutivo y comprobé de nuevo como es capaz de comer con gran apetito y hacer que a base de diminutivos el platito de callos, los culines de vino, los piquitos de pan y los trocitos de tarta. Parezcan una dieta de 800 calorias .
Les voy a dejar 3 expresiones de Albacete,mi ciudad de origen: “no ni ná”,( aquí acaba la conversación…no hay nada que debatir) .
“golismero-golismera”,(persona que le gusta enterarse de las cosas ajenas).
Y por último “ea” (todo lo dice y lo contesta, afirma y niega,acepta y rechaza, es interjección,conjunción,nombre,verbo…todo!
-“Eaaaa que cansinete estás.
-“Ea,ya me has liado para beber.
-¿Quieres más chocolate?- Ea.
Hay muchas más, pero lo dejo aquí, ea.
Buenísimo María, muchas gracias por tus tres aportaciones. En Costa Rica en lugar de ea dicen diay y es exacatamente lo mismo que ea, sirve para todo.
Gracias
Esooooo María! Me encanta el artículo, con lo que me gustan las expresiones. A mí me da mucha gracia como usamos la palabra cuento y todas las derivaciones que suelen aparecer: ser un cuentero, echar el cuento, ser un comecuentos, algo es puro cuento, etc.
Es que nuestra lengua está tan llena de coloquialismos. Hasta un día Clau me dijo que parece que los ticos siempre queremos meterle intriga a un mensaje, para que suene como chisme, como algo ultra secreto.. jajaja
Querida profesora,
Lamentablemente, el extranjero que soy no podrá aportar nada que valga a esa intrigante lista de particularidades propias a su idioma. Pero me gustó esta lectura. Por ejemplo, nunca me había fijado en el poder expresivo de los diminutivos, incluso lo de conllevar ternura (de veras me conmovieron esas líneas). Ni mi idioma nativo ni el inglés se benefician de aquel instrumento (tienen otros, claro). Este blog me hizo reflexionar sobre el poder comunicativo del cerebro. Por un lado, produce pensamientos complejísimos, y por otro, nos permite expresarlos por intermedio de sonidos muy determinados de la boca. Lo que llamamos ‘idioma’ es un código que abarca unos millares de palabras y una gramática, el conjunto regido por tal Academia de lengua. Pero por complejo que sea el código, nunca lo será de modo suficiente para abrazar la infinidad de matices generados por el cerebro (el objeto más complicado en el universo conocido, según el físico teórico Michio Kaku). Por lo cual, siempre existirán esas particularidades del idioma que, más allá de lo que nos dicte dicha Academia, nos proporcionan un medio más para exteriorizar quienes somos. (Uf. Ya termino mi tarea.)
Mi María!!! Me alagas con tus palabras.. .tu si que eres auténtica!!!! Hay que decir que es en lo único en que me he percatado de la lengua porque ya sabes que soy un poco empanadilla!!! Jajaja
Lindo artículo!!! Es increíble como caes en la cuenta de las expresiones que tenemos…dices verdades como templos!!
El otro día me acordé de ti porque hablando con unos chicos sobre la urbanización donde vivo me dijeron: – ” pero es casa casa???” –
Como bien dices para decir que es una casa de verdad, no un móvil home, ni una caravana, ni nada parecido!!
El español tiene infinidad de expresiones que molaría un día indagar en el por qué de todas ellas:
– Estar como una regadera
– Partirse el culo
– Donde Cristo perdió la zapatilla
– Por si las moscas
– Cantar las cuarenta…
Hay miles y lo mejor de todo es que hay algunas muy de provincias, como bien decía tu amiga Maria de Albacete.
Los madrileños por ejemplo,somos bien famosos por el “es que” que realmente se dije “egke”, o por comernos la última consonante, porque nosotros no somos de Madrid, somos de Madri!! Y otras que no sabes si las conocemos todos o son de tu barrio como “ser un pai” , “aluciflipas”, o algo que yo digo mucho pero me he dado cuenta que no conoce mucha gente como “tuco”, que obviamente es un trozo grande de algo, por ejemplo ” dame un tuco de queso”.
También es curioso que hay expresiones nuevas que en cuanto las oyes por primera vez no hace falta que te las expliquen porque las entiendes a la perfección. Eso me pasó en Costa Rica cuando me dijeron ” estás sola mae”, o mi amigo Kike que es catalán y me dijo ” eres una morá”. Por cierto ambas significan lo mismo!! Eso me fascina y más cuando hay gente que no le cala en lo más profundo como a ti y necesita de explicación.
Y luego hay cosas que decimos en las que no caemos en la cuenta hasta que otra persona te lo dice.
Esto me paso en Tulum con un colega mexicano que se llama Spaik, al cual le hacía mucha gracia la coletilla nuestra de “…y tal” y lo cierto es que no había reparado en ello pero lo decimos sin parar: ” pues vamos a cenar y tal…”, “quedamos con los amigos y tal…”, él nos repetía a modo de burla cada vez que nos escuchaba y se reía porque no entendía el significado de aquello y lo cierto es que no podía ni hacérselo entender!! No parábamos de reír….
Bueno… voy a terminar ya porque tela marinera!!! Como dice mi padre ” me enrollo más que las persianas” o “hablo hasta por los codos ” jaja y egke ya sabes amiga…que algo muy mío es decir:
“Te voy a decir una cosa…” y si te descuidas te cuento mi vida en verso!! Jajajajaj
Espero no haberos mandado a todos a planchar la oreja jajajaja seguro que si este monólogo me lo marcó en directo más de uno como Patxi me hubiese mandado a freír espárragos!! Jajajaja hubiera sido una buena tarde de debate con unas cerves…. ahora me acorsare siempre de vos cuando escuche alguna buena expresión española!!
Os quiero familia!! PURA VIDA 💛