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Es de noche y hace frío, mucho frío. No se ve un alma en la calle y con la niebla que empieza a bajar, las calles parecen aún más vacías, casi fantasmagóricas. Rosa, con sus labios pintados de rojo y su perfume, va dejando un rastro de ruido de tacones que resuena contra los muros de las casas que un día fueron palacetes. Una ráfaga de aire le remueve el pelo, y  se aferra al libro que lleva pegado a su pecho, una sonrisa le asoma al rostro pensando en la reunión a la que se dirige. Las risas están garantizadas, los comentarios picarones van a hacerse más explícitos con cada copa de vino, así como las intimidades que, durante años, han estado bien guardadas, a buen recaudo.

Rosa es de las primeras en llegar; el bar está concurrido, a pesar de la gélida noche algunos se han atrevido a salir de la casa y ya que están afuera se tomarán algunas cañas más de las planeadas en un principio. Besos, abrazos y comentarios halagadores entre las chicas, todas portadoras de un objeto tan inusual para el ambiente como un libro, todas con el mismo    “ La magia de ser Sofía ”. Y cuando llegan las que faltan, más besos y piropos a la vestimenta, al pelo y más del mismo libro. Un camarero se percata del detalle y decide para sus adentros no perder puntada de lo que pasa. Las integrantes de este interesante club de lectura tienen reservada una mesa para cenar en el salón de arriba y el camarero casi está por apostar que alguna famosa va a hacer acto de presencia para deleite suyo… nada más lejos de la realidad, ya las estrellas están reunidas, un vino más y al salón.

Unanimidad y acuerdo en varios puntos; el libro ha gustado, enganchado, hecho reír a todas, porque la historia es una historia cercana, de las que si tienes más de treinta años seguro que no te cuesta reconocer como propia en algunos pasajes, más de uno. Además, en este caso, cero dificultad para seguir la historia, dos personajes principales y narradores, un ex novio sin nombre, una futura ex novia, descrita de forma que casi te cae mal sin saber porqué (cómo la vida misma) , una madre ( que parece más bien la madrastra de Blancanieves) y un puñado de amigos con sus peculiaridades. Entonces, ¿Qué tiene de interesante este libro?, ¿ Por qué tanto revuelo?.Por el sexo… – ¿ más vino? – interrumpe  el camarero justo en el momento más ardiente- Algunas se sonrojan, de veras, y otras aprovechan para proclamar bien alto el momento de máximo erotismo vivido durante la lectura… más risas, manos que tapan las bocas en señal de rubor, de fingido pudor.

A pesar del vino y de las incursiones cada vez más frecuentes de Pedro, el camarero que ya no disimula su interés por todo lo que allí está pasando y que, de paso, regala miradas coquetas a un par de ellas, se plantea la pregunta clave: ¿Y para tí, dónde está la magia?

  • La magia está en los lugares, como el Alejandría – comenta Consuelo- En aquellos lugares donde uno es capaz de sentir un sinfín de emociones, desde la alegría más intensa hasta la pena, es donde uno siente la magia,donde te das cuenta de que el lugar en el que estás no es solo un bar, un parque o una plaza, sino que es algo que te llega más allá, te conecta con tus energías más íntimas- Consuelo que no está acostumbrada a hablar con tanta firmeza, se calla un momento, le pega un buen trago a su copa de vino y, pensando en María sentada frente al mar al otro lado del mundo, sentencia:  La magia de los lugares nos transforma, nos saca lo que verdaderamente somos. 
  • Buen punto, Consu, pero yo la magia de este libro la veo más en el amor –  Dice Isabel, que es una soltera enamorada del amor- Cuando Sofía encuentra a Héctor descubre cosas de sí misma que nunca antes había ni imaginado que tenía y que podían tener tanto efecto sobre otra persona.  Al estar al lado de esa persona, que también la ama a ella, se siente segura, se olvida de sus complejos, miedos y sentimientos de inferioridad y recupera el valor por ella misma – Bueno…. qué es lo que yo pienso… pero no se,… tal vez vosotras pensáis otra cosa….-  titubea Isabel al final de tan firme declaración- y, en ese momento, Pedro, que lleva un par de minutos llenando copas de vino, le dedica una intensa mirada acompañada de una sonrisa, que solo ellos captan en toda su esencia.
  • Absolutamente, Isabel, pero eso no es la magia del amor solamente, que también puede ser,pero más aún eso es la magia de sentirse deseada, de descubrir que, en realidad, a pesar de esos kilos de más que nos sobran aun podemos poner caliente a alguien.- Comenta Conchi, a quien el vino y la conversación le está haciendo recordar lugares remotos y experiencias inolvidables, tal vez inconfesables por el momento- De hecho, en el libro la magia del amor de Sofía y Héctor dura mientras existe la incertidumbre de sí lo que les está pasando es real o no. Después, cuando se vuelve real, de alguna manera, esa magia desaparece entre ellos. Pero durante el tiempo en el que se estaban descubriendo, en el que se tenían que esconder de los demás, ahí rebosan magia los dos, se sentían como niños que jugaban a divertirse, y les salía lo mejor de ellos mismos. Y estaban tan felices con ese nuevo yo que encontraban el uno en el otro que, la novia, la oficial, la que se supone que comparte amor con Héctor, parece aburrida, rollo, nada mágica comparada con Sofía, que es todo un mundo nuevo por descubrir, es todo excitante y novedoso. A la gente le pone lo nuevo, lo imprevisible e incierto, ¿ o no?.
  • Ana, le coge la palabra –  Bueno sí, claro, pero mira en el caso de la amistad, Sofía y su amigo tienen una relación desde que son pequeños y precisamente esa es la base de que sea una relación especial. Cuando se necesitan, siempre se encuentran porque son amigos de siempre y, sin esas relaciones de años y años en las que no hay nada de novedoso sino todo lo contrario, el ser humano estaría perdido. Eso es también magia. – y le dedica un brindis espontáneamente a su amor eterno, su amigo y compañero sin el que no entiende la vida.
  •  Un momento, un momento – interrumpe Alicia, loca por volver al tema que da más juego – Entonces, volviendo al comentario de Conchi, ¿ahora lo llaman magia cuando quieren decir sexo? – y el chiste mas desactualizado de la historia vuelve a surtir efecto y explotan las risas – ¡hombre! es que mucha magia y lo que queráis pero Sofía solo piensa en tirarse al tío, lo que pasa que se acuerda de cuando la cornuda era ella y se controla un poco….pero poco….
  • Si, si, eso es verdad…como el amigo de Sofia – interviene Eva, a quien le encanta escuchar antes de hablar y quien se deleita imaginando el físico de los personajes en cada libro que lee – que trata a las mujeres fatal, como si fuera el único hombre del mundo…hasta que se le resisten, muy típico… por cierto, yo me lo imagino muy flaco…¿y vosotras?….
  • Nicky, la húngara de intensos ojos azules, no dice nada porque le da vergüenza, pero asiente y sonríe cuando escucha en boca de las otras justo lo que ella querría decir pero no se atreve…-  ” En la próxima reunión no me corto..” – piensa muy seriamente – y sigue disfrutando como una niña de estar ahí, entre sus nuevas amigas lectoras.

Y así, con un alboroto que va en aumento, llegan los postres y las despedidas. La noche, sin duda, ha sido mágica y algunas la alargan todo lo que pueden en los bares de copas

Rosa llega a casa y piensa en todo lo que se han reído y han hablado, y también en algunos puntos importantes del libro que, tal vez por esa última botella de vino y las consiguientes carcajadas, no se trataron. Piensa en la relaciones humanas, en Sofia y su madre, en las noches con amigos y sus cenas de “cuéntame tus mierdas”, Sofía y la única planta que tiene, en las mascotas con las que convive; Sofía y los mensajes a través de una ventana…y se da cuenta de que la magia está en todas partes porque es la vida misma la que le va poniendo magia a lo que nos pasa; la magia, decide Rosa- mientras se detiene unos segundos a sentir el tacto de la suave alfombra bajo sus pies ya descalzos-, está donde la quieras ver, donde te atrevas a hacer que aparezca. 

Y se acuesta sintiéndose radiante, rebosante de polvo de estrellas, segura de la magia de ser ella misma.

 

 

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