Select Page

La Negra , con toda esa vitalidad que irradia a los casi 68 años, es una de mis mejores amigas de Sámara. La conocí hace ya más de 10 años y siempre hemos estado unidas, hemos compartido millones de tardes, noches, días enteros. Juntas creamos la hora de la contemplación para admirar a la África de dos años.

Hay tantas cosas que me gustan de la Negra… seguramente la que más es su inmensa capacidad para la risa. Se ríe todo el tiempo, hasta cuando se pone brava acaba por decir algo tonto para reírse y salirse de ese estado tan impropio de ella. Su estado natural es la risa, el enojo o seriedad le son meramente pasajeros, no le interesan y los abandona sin dificultad apenas le han empezado a rozar. Si estás a su lado te ríes tu también, por ende, porque es ingeniosa, ocurrente, rápida uniendo ideas que hacen explotar la carcajada. Que un amigo te regale momentos de risa desternillante te debe extender la vida, no hay nada comparable.

La negra se llama así desde que era pequeña, por morena, y es tan así que si la llamo Carmen, me mira con cara de preocupación y dice: “¿Carmen?…¿Qué te pasa Maria Izabel?”. Ella es la Negra, o CarmenLuna (todo junto) o Charmen Moon, que es el nombre artístico.

Ella es generosa y desprendida, le encanta compartir con todo el mundo, no guarda nada para sí misma y lo material le importa solo cuando tiene valor sentimental y, así, tiene una colección de baratijas desperdigadas por la casa, pero guardadas todas con amor infinito porque le recuerdan a personas que en algún momento pasaron por su vida y se quedaron para siempre en su corazón. En ese corazón cabe mucha gente, es inmenso, pero eso sí, como te llegue a sacar alguna vez de él, ten por seguro que fuiste expulsado para siempre, sin malas ondas, simplemente borrón y cuenta nueva, como si nunca hubieras existido para ella. Simple y fácil.

Para mí siempre tiene halagos: “Mi chiquita”, me llama y se le llenan los ojos de amor. Lo que más me gusta es cuando me llama “arrecha”. Esta palabra no existe en España y viene a significar que alguien es bueno en lo que hace. Ella me lo dice cuando le enseño la artesanía que hago, o mis dibujos, o cuando me ve surfeando o montada en la tela: “Vos sí que sos arrecha, maje”. Todo lo que hago le parece que está bien hecho, es una maravilla. Gracias Negris.

Con la Negra parece que tienes una amiga de 20 años: Se apunta a todo: Bici, rio, playa, montaña, fiesta, vinos… (“Cualquier bus la deja bien”, en palabras de Jose) y no le pone pegas al plan, si le cuadra va y si no, no. Juntas jugamos a sacar los chuicas y a modelar, los intercambiamos y los arreglamos a tijeretazo limpio. Y es que la negra, por si no lo sabes, tiene un cuerpo de chiquilla, es toda delgada y bien hechita. Y si hay un plan al que jamás falla es al del bailongo. Bailar es su pasión. Nunca va a una fiesta a sentarse y hablar, ella llega y se va bailando. Yo aprendí a bailar gracias a ella, y no me refiero a los pasos de la Salsa, sino a sentir la música y dejar que me mueva el cuerpo gozándolo, sin vergüenza. Cuando la negra baila está hechizada por la música y contagia a todos a su alrededor para unirse a la danza. Es todo un espectáculo verla bailar. Tal vez de ahí le salen esas piernas que tiene… Bueno, por eso, y por “los inéditos” que son unos ejercicios que ella se inventa en el mismo momento de realizarlos mientras limpia, se baña en el mar o hace cualquier cosa. Es total.

Obviamente, callejera y fumeta como ella sola. Agarra calle desde el amanecer y se va a caminar, cletear, desayunar por ahí y lo que le vaya surgiendo y, entre unas cosas y otras, la mayoría de los días vuelve a casa cerca del mediodía, rebozada en arena de playa y llena de sal, con ganas de irse a dormir una siesta. Ahora, por si le faltaba algo, tiene un perrito que le sirve de excusa y de fiel compañero de callejeo.

Además, habla inglés “Reaaallyy?”, escribe un libro del que yo solamente sé las dudas gramaticales que me hace llegar misteriosamente “¿Se escribe ciempiés o siempiés?” (me tiene intrigadísima), es la directora gerente del psiquiátrico de Sámara, organizadora de eventos y asesora de bienes raíces. No hay dos como ella en el mundo entero.

Te amo negrota mía.

 

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail